En Colombia, según el Instituto Agustín Codazzi se tienen cerca 8 clases de suelos, todos diversos y ricos. Muchos son usados para actividades productivas y otros como espacios de conservación natural.
CLASES DE SUELOS:
Clase 7: Abarca 36,1% del territorio colombiano (41,2 millones de hectáreas). Regiones: Amazonía, Orinoquía, Andina y Pacífico.
Clase 6: Abarca 26,2% del territorio colombiano (29,9 millones de hectáreas).
Regiones: Amazonía, Pacífico y piedemontes Andinos.
Clase 4: Abarca 12,7% del territorio colombiano (14,5 millones de hectáreas). Regiones: Caribe y Andina.
Clase 8: Abarca 12,5% del territorio colombiano (14,2 millones de hectáreas). Regiones: Andina, Caribe, Amazonía y Orinoquía.
Clase 5: Abarca 7,4% del territorio colombiano (8,4 millones de hectáreas). Regiones: Orinoquía, Amazonía y áreas bajas del Caribe.
Clases 1, 2 y 3: Ocupan el 3,1% territorio nacional (231 mil hectáreas).
Regiones: Caribe y Andina
POR ZONA:
- Amazonia: Clase 5, 6, 7, 8
- Andina: Clase 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8
- Caribe: Clase 1, 2, 3, 4, 5, 8
- Orinoquía: Clase 5, 8, 7
- Pacífico: Clase 6, 7
La Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria – Agrosavia – investiga qué cantidad de hojas caen por año al suelo, su proceso de descomposición y cómo ayudan a la fertilización del mismo.
Para la investigación sobre la descomposición de hojarascas en sistemas silvopastoriles y su efecto en el suelo se tomaron 24 hectáreas divididas en 4 bloques. 3 de ellos con pastos y diversidad de árboles como guásimo, caña fistula, campano, acacia forrajera, totumo y especies maderables como ceiba tolúa y caoba. El cuarto bloque contenía solo una pradera de gramíneas angleton y mombasa.
El sistema de pastoreo en estas parcelas experimentales fue rotacional y se fraccionó en franjas de 0.4 ha con periodos de ocupación de 2 días y 28 días de descanso. El control de maleza se hizo manual luego de cada pastoreo y se realizó un adecuado mantenimiento de canales de drenaje.
Las hojarascas de los árboles se recolectaron, se procesaron en el laboratorio y se evaluó la cantidad de nutrientes como Carbono, Nitrógeno, Potasio, Fósforo, Calcio y Magnesio que contienen.
La producción anual de hojarasca en la pradera de gramíneas fue de 770 kg ha x año, mientras que en los bloques que incluían árboles, arbustos y maderables fue entre 2877 y 3148 kg hectáreas x año. Su producción fue mayor en Diciembre-Febrero y Agosto-Septiembre, las dos épocas más secas del año.
La conclusión de este estudio realizado por Agrosavia en cabeza de la Dra. Judith Martínez es que los sistemas silvopastoriles generan al año 4 veces más aportes de hojarasca que las gramíneas de una pradera sin árboles. Lo que implica la fertilización del suelo 4 veces más. Esto aporta al suelo un mejor comportamiento en las épocas de verano ya que lo ayuda a mantenerse hidratado. En conclusión, tenemos una fertilización orgánica a bajo costo y perdurable en el tiempo. Con esto se demostró que se puede mejorar el suelo con el aprovechamiento del ecosistema arbóreo y sin químicos.
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